Tres aspectos muy importantes de la traducción
Probablemente, cualquier cliente que encargue una traducción se fijará en aspectos tan importantes como el precio, la calidad y el tiempo, pero la cuestión es: ¿hasta qué punto son viables considerados en conjunto?
Probablemente, cualquier cliente que encargue una traducción se fijará en aspectos tan importantes como el precio, la calidad y el tiempo, pero la cuestión es: ¿hasta qué punto son viables considerados en conjunto?
Hay que recordar que la traducción no es un producto, sino un servicio, por lo que no es algo que esté disponible inmediatamente cuando un cliente lo solicita. Por lo tanto, desde el momento en que un cliente solicita una traducción, comienza un proceso complejo en el que entran en juego varios factores, todos ellos en función de las necesidades específicas del cliente.
El mejor ejemplo de esto es cuando un cliente solicita una traducción urgente: en ese caso es obvio que el precio ha de ser más alto porque hay que encontrar recursos rápidamente y se ha de implicar a un traductor, un editor y un revisor. Además, recuerde que estos recursos no solo deben estar disponibles, sino que también deben estar cualificados para el par de idiomas concreto y el área de especialidad del proyecto. Por eso debemos concluir que, si un cliente solicita una traducción de alta calidad, que supere todos los procesos para garantizar que el producto final se ajusta a lo prometido durante la fase de venta (es decir, ortografía perfecta, coherencia terminológica, localización, estilo correcto, etc.) y que además deba entregarse en tiempo récord, es imposible que pueda realizarse a un bajo coste.
Cualquier cliente que contrate servicios de traducción debe tener en cuenta estos factores y ser consciente de las razones por las que los precios son los que son. La traducción no es un proceso sencillo: es una tarea compleja que requiere personas altamente cualificadas y experimentadas, con experiencia en el par de idiomas en cuestión y en el área de especialización del proyecto concreto.
Por lo tanto, es importante recordar que, cuando se habla de un proyecto de traducción, hay que considerar una combinación de dos de estos factores fundamentales (la posibilidad de optimizar los tres es relativamente baja). Las combinaciones a las que nos referimos son:
- Precio y calidad: En este caso se sacrifica el tiempo en favor de una mejor gestión del proyecto. La solución de trabajo ideal en este caso es contar con un traductor que se encargue de la traducción, un editor que se ocupe de la edición y un revisor que se ocupe del proceso de corrección. Esta combinación ofrece la mejor posibilidad de mantener el estilo, la coherencia terminológica, etc.
- Precio y tiempo: En este escenario se sacrifica la calidad, dado que se necesitará más de un traductor y, probablemente, más de un editor, para realizar el proyecto. Esta combinación reduce en buena medida la capacidad de garantizar un producto coherente y de alta calidad.
- Calidad y tiempo: La opción de estos dos factores elimina el coste más bajo como factor decisivo, siendo la urgencia lo primordial. Hay que localizar a los traductores del área de especialización concreta y, dado que se les pedirá que trabajen con rapidez y probablemente fuera de su horario habitual, la agencia cobrará una tarifa más alta por sus servicios, lo que hará que, en última instancia, el coste total del proyecto sea más elevado.
De lo anterior se deduce que generar un producto de alta calidad de forma rápida y a un precio deseable no es un proceso sencillo. Cuando los clientes piden presupuesto para un proyecto de traducción deben entender los factores anteriores (o, al menos, estos se les deberían explicar) para poder determinar en cuáles de ellos desean hacer hincapié y que se puedan satisfacer sus necesidades.